Maturity.

- De pequeños todos jugábamos a ser mayores, cogíamos la ropa de nuestra madre y nos pintábamos como princesitas de cuento.

Ahora nos gustaría retroceder, ser niños otra vez. Cuando eres pequeño vives con la incertidumbre del por qué de las cosas, el simple hecho de ver botar una pelota ya es para tí un hecho emocionante. El primer novio que se acerca y te da un beso en la mejilla, para tí ya es un mundo, y el pensar que un beso en los labios es asqueroso y de mayores. Cuando el juego más divertido del mundo era el pilla-pilla y hacer el pino en la pared del colegio, un deporte de riesgo. En la época que todos llevábamos esas ridículas mochilas de ruedecitas en las que acabábamos sentados mientras esperábamos impacientes a nuestra madre en la puerta del colegio cuando ella se retrasaba un par de minutos. Esos niños que no se preocupan de nada, que su única responsabilidad es hacer esas dos sumas tan complicadas, esas que siempre te salen mal porque siempre se te olvida la que te llevas... (Sí, traumático). Ahora nos parece una tontería, pero en su momento nos generaba unos tremendos dolores de cabeza, pero esque ahora somos extremadamente maduros. Desgraciadamente, en esta sociedad la mayoría piensa que el más maduro es el que suelta la gilipoyez más grande.